martes, 25 de febrero de 2014

LA HUMILDAD

Hoy ojeando mi Facebook, he encontrado este cuento que había puesto un familiar mio desde Valladolid y me ha gustado mucho, bueno como casi todos los cuentos que pasan por mi mano, y me he decidido a transcribirlo, para leerlo y hacer un comentario sobre él.
Dice asi:



En un paseo rutinario y de niña.
Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:


- Además del cantar de los pájaros, ¿Escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta…..
- Eso es, dijo mi padre.
Es una carreta vacía…


Pregunté a mi padre:


¿Como sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?


Entonces mi padre respondió:


Es muy fácil saber cuando una carreta está vacía, 
por causa del ruido.
Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace.


Ha pasado el tiempo y


Me convertí en adulta y hasta hoy, cuando veo a una persona
hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiendo prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:

 "Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace."
Una buena lección de HUMILDAD.




Yo creo que en esta vida hay que ser humildes, porque siempre tenemos algo que aprender, algo que callar y sobre todo algo que perdonar.

En mi trabajo hay veces que tengo que aprender de mis niños del cole, son niños de hasta doce años y a menudo pienso que si nos fijasemos en los niños tendriamos mucho que imitar.

La persona humilde es buerna de corazón, suele ser solidaria y también agradecida y eso es fundamental en la vida.

En el cuento dice el padre, bueno mejor dicho, asegura que la carreta viene vacia porque suena y en efecto hay veces que las personas nos tenemos que hacer notar para no pasar desapercibidas porque no tenemos en realidad nada que enseñarle al mundo, y mucho menos algo para ofrecer a los demás. 

Esa es la verdadera humildad, el saber darse a los demás, ayudar sin necesitar nada a cambio, y no presumir de las cosas personales, porque esas son las que no valen nada.

Espero que os guste este cuento y espero también que me dejeis vuestros comentarios.

Un besillo a mis seguidores blogueros

Maria Jesus