"Ya no tengo
paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino
simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo
con aquello que me desagrada o hiere.
No tengo paciencia para el cinismo,
críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza.
Perdí la voluntad de
agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no
quiere sonreírme.
Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular.
Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios
baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica.
No
me ajusto más con la barriada o el chusmerío.
No soporto conflictos y
comparaciones.
Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de
carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y
la traición.
No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar.
Las
exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los
animales.
Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece
mi paciencia"
(Meryl Streep).
Con la edad por una parte aprendemos a ser mas selectivo para los sitios que visitamos, lugares donde nos encantaba ir ahora nos resultan casi inaguantables por el ruido, o por el tipo de personas que los visitan.
Somos menos pacientes con lo que te incomoda, no luchas por retener algo que ves que se está escapando, porque aprendemos a ver que lo que se te va de las manos, es quizás porque no quiere permanecer contigo.
Con la edad nos gusta conservar los amigos, recordar junto a ellos los buenos momentos y compartir momentos que son únicos, precisamente porque la buena amistad es la que perdura pasando buenos y malos momentos.
Con la madurez de la vida esperas cosas que en la juventud son impensables, aprendes que la diplomacia llega un momento que se convierte en una tortura, y que no siempre lo mejor es entrar en discusiones o tampoco doblegarse ante lo que no tiene solución.
Y en la amistad como dice la actriz en su texto, me desagrada la falta de lealtad y la traición, pero yo mas que esas dos cosas que considero que en la amistad no puedan existir iría mas lejos, no tolero y sobre todo me apena el saber que los amigos pueden cambiar tanto que no los reconoces, o puede ser que con el paso del tiempo las personas cambiamos tanto que no nos damos cuenta de que no somos los mismos.
Un saludo a mis seguidores y a mis compañeros blogueros, espero vuestros comentarios
María Jesús