No sería tan especial como en realidad fue, si los homenajeados hubieran preparado su fiesta, porque fue algo desconocido hasta el mismo día para ellos.Dos meses atrás, un día su hija mayor, Mónica , me lo sugirió y a mi me pareció una excelente idea.
La organización de este evento corrió a cargo de familia de Rafael, amigos de su pueblo natal, su hija Mónica y mi humilde persona que disfrutamos y sufrimos a la vez, para no descubrir en muchos momentos el "pastel".
En aquella celebración no faltó nada; amigos que ellos no pensaban que acudieran porque el evento lo celebramos en su pueblo Caniles, ropa preparada para la ocasión, vestimenta de los invitados "every body" que íbamos de blanco inmaculado, cena, cartas dedicadas a ellos, vídeo y un sin fin de detalles, todo preparado con la mayor de las ilusiones porque el cariño que les tenemos es mucho y de verdad.
Fue un día especial para nosotros los amigos, ya que hacía algún tiempo que no coincidíamos todos juntos, y a mi particularmente me gustó muchisimo eso. Disfrutamos a la par de ellos y también, porqué no decirlo nos emocionamos con ellos.
Después de aquel día, he visto un montón de veces las fotos y me ha gustado ver sus caras entre asombro, emoción y gratitud; no sabría expresar tantas emociones juntas, pero admito que el resultado fue el esperado.Veinticinco años no es nada comparado con el resultado de vivir un matrimonio lleno de amor de pareja, amor hacia sus hijos y familia, y cariño para con sus amigos, entre los que nos encontramos José Manuel y yo desde hace un montón de años y al cual respondemos de la misma manera que lo recibimos.
Veinticinco años no son nada, porque el tiempo cuando pasa por una pareja que se entiende y respeta tanto como ellos, es muy agradable de vivir, y les da fuerzas para afrontar las adversidades que la vida nos trae.
Veinticinco años no es nada, si como ellos, esperan compatir todos los momentos con la misma alegría y cariño como han compartido eso... los veinticinco últimos años.
Bueno, pues después de llevarse una sorpresa grandisima al vernos a todos en casa de unos amigos suyos allí en Caniles, llegó la hora de vestirse para el evento. Y mas tarde, y después de un paseo por el pueblo de todos los invitados a la boda (vestidos de blanco) llegamos a la ermita, que estaba preparada para la ocasión y participamos de una Misa muy amena con sus toques de humor por parte del sacerdote, la participación de amigos y familia en las lecturas , humor por parte de unas palabritas de su querida amiga Antonia, y arroz y fuegos artificiales a la salida.
Mas tarde nos fuimos a cenar. Estuvimos en un sitio muy bonito como el tiempo era bueno fue en el exterior y no faltó de nada.Y como broche final, disfrutamos de una noche de verano preciosa en su casa en todo lo alto de la montaña y entre copas, risas y sobre todo mucho cariño por parte de todo el mundo,y visualizamos un vídeo que con todo mi cariño les realizé con fotos que iban desde la época de noviazgo hasta nuestros días.
Todo salió muy bien, creo que son muy afortunados, porque tienen muchas personas que les quieren y que hemos disfrutado compartiendo sus caras de asombro y felicidad.
Un recuerdo muy bonito para Mónica, que ha sido fundamental en todo, para Antonia de Caniles por su agrado simpatía y generosidad, para Piedad por su entrega para organizar el viaje y para todos los amigos que aunque no pudieron ir les tuvieron en su corazón y fueron participes de todo.
Muchos besos para Mary y Rafael, que siempre están en mi corazón.
María Jesús
