Cuando salimos de nuestro entorno, cambiamos de aires, como mucha veces decimos; pero no son los aires precisamente lo que cambiamos, sino de gente, de casa, de ambiente y sobre todo de actividad.
Todos los días llevamos una rutina, el trabajo, la compra, las actividades del hogar, etc... y todo ello acompañado de un horario preestablecido, de una prisa por tener todo en su punto y llevarlo al mejor fin. Y cuando salimos para pasar unos días fuera dejamos atrás esto (que no por malo, sino por extresante, nos condiciona siempre), nos liberamos un poco y cuando volvemos a incorporarnos a todo otra vez vemos las cosas con diferente color y punto de mira.
Muchas veces pienso que lo mejor de las cosas que podemos adquirir, o el dinero que mejor podemos emplear es el que invertimos en viajar.
Cuando estamos en ello disfrutamos de los momentos que nos van surgiendo, y mas tarde cuando regresamos disfrutamos de todo lo vivido y todo el tiempo nos queda para recordar.
Podemos plantearnos un viaje largo, si el tiempo, la familia, el dinero y las situaciones familiares lo permiten,; o simplemente un fin de semana mas o menos cerca, pero siempre nos recargará las pilas y volveremos con ganas de empezar a plantear el próximo.
Hay muchas personas que son más bien conservadoras en este tema y que el simple hecho de preparar una maleta le crea un quebradero de cabeza, pero a mi y me da fuerzas para llevar mi rutina diaria, que es intensa y muy completa.
Por eso, ya pronto haremos uno y probablemente y si Dios y el tiempo, las circunstancias y la vida nos lo permiten de ese planearemos otro, y disfrutaremos lo que podamos para recordar siempre el viaje y lo que vivimos en él.
Animaros a cambiar de aires y disfrutar el momento, porque se darán muchos mas pero ese, el que estáis viviendo no volverá.
Besillos a todos
María Jesús
No hay comentarios:
Publicar un comentario